jueves, 27 de octubre de 2011

VEREDAS Y GANADO


Imagínense un hombre en Cantarranas a mediados del siglo XX. Podría tener muchas cosas pero una segura era polvo en los botines. Los caminos eran de tierra, piedras, “arena volaera”,… con lo cual, se hacía tanto en verano como en invierno nada fácil su circulación. En esta entrada vamos a tratar sobre las veredas, cañadas, hijuelas,… que existían y existen aunque muchas cerradas por la maleza en Cantarranas.

Las veredas eran generalmente para el paso de personas. También ser pasaba con una bestia o con una yunta. Para las piaras de animales estaban las cañadas, algunas eran hasta de 60 varas, más de 50 metros de ancho.

Cantarranas de mediados del siglo pasado era un cruce de camino, de veredas, de cañada,… había muchos caminos como el que se llamaba “de Conil”, que se pasaba hasta con carreta. Este salía de la Vega de Benalup, desde la Mediana y subía por los molinos de Cucarrete, desde aquí seguía con una buena anchura (que ahora hay casas) y desde esa amplitud se repartía, una dirección Benalup, otra hacía “la colá del Berrocal” y otra hacia la “colá del Corral”.

Otro camino venía de Cabañas (Libreros). Esta atravesaba Las Lomas y llegaba al descansadero de Cabrahigo, donde había un nacimiento de agua muy buena para que el ganado se repusiera de la caminata. Desde aquí existían múltiples opciones de direcciones.

Por Las Lomas también venía otro camino desde Facinas que se denomina “la colá de la pasá de la rama” que venía a morir también al descansadero de Cabrahigo. Para Nájera siempre ha habido un carrilito que es la misma carretera de hoy y una colá la altura de la entrada de “Garabito”.

De Cabrahigo hacia el descansadero de Cantarranas, que está a unos 500 metros, que se denominaba también descansadero del “Llano del Pozo”, donde está el Cortijo Cantarranas, el campo de fútbol o la Venta Tarraya. Era un punto de inicio para otras “colás”. Desde este descansadero salía una denominaba “colá Cantarranas”, que pasaba por los Monteros, por la Cabrala en donde había otro descansadero, y desde aquí hacia Medina donde se cogía por el el Ventorrillo El Carbón hacia Medina, Chiclana o Jerez. De esta principal que era Cantarranas, desde su inicio en el Llano del Pozo salía hacia la izquierda la “verea de Conil” que seguía hacia Morales, pasaba por el Gallarín y “puente pared” hacia Conil. Otra dirección que salía de la de Cantarranas hacia la campiña era la de Canalejas y otra la “colá de los Marchantes” que empalmaba con la del Corral. Esta pasaba por Naveros, Cañada del Taraje a Chiclana, entrando por donde hoy se sitúa las naves de Coca- Cola.

La mencionada “colá o cañá de Cantarranas” era muy transitada. “Las corridas de toros” (toros bravos sueltos con cabestros) salían de Jandilla y pasaban por Cantarranas. Había uno o dos hombres a caballo delante del grupo de toros avisando a los vecinos que se resguardaran ya que iba a pasar ganado bravo. Estas corridas lo mismo iban a Madrid, a Sevilla,… los camiones de transporte no existían en esta zona en esta época.

Si las cabezas de ganado que se transportaban eran nobles, por ejemplos unas 60, hacían falta una bestia con el jato, donde se trasportaba la comida (latas sardinas, pan,…) alguna cuerda, un cubo y una garrucha (en los pozos de los descansaderos cada vaquero casi siempre utilizaba su material). Tres hombres a caballo, unos con garrocha, otros con “chivatas” (vara gordita de madera), tres piareros que se iban turnando, dos a pie y uno en la bestia del jato, estos llevaban para controlar el ganado un garrotillo.

El porqué existía tal movimiento de ganado en esta época es sencillo. Quien tenía vacas, tenía que darles de comer. La paja recogida de la siembra no era suficiente para su crianza y no existía pienso para darles de comer. Entonces arrendaban “los pastos” de algún agricultor que no tiene ganado. Se trataba de por un tiempo, el agricultor alquilaba el pasto de su tierra después de haberlo segado por ejemplo a un ganadero. Así pues, los vaqueros debían de trasladar el ganado de manchón de pasto a otro y así hasta terminar el llamado “agostaero” que era como se denominaba la fecha de estos movimientos. Muchos ganaderos de la zona iban a los manchones de Jerez ya que en esta campiña no era muy abundante el ganado para tal cantidad de tierra. Por lo que en primavera se vendía las hierbas y en Agosto los rastrojos de la siega. La paja guardada se iba gastando en invierno, ya que la hierba había que aprovecharla hasta que no había más remedio de tocar el pajar. En invierno era cuando los “pelaos” tenían más trabajo, pues necesita mucha dedicación el trabajo con el ganado.

Otro personaje que ha recorrido bien muchas veredas y cañadas ha sido el marchante. Cuando estos compraban las vacas se las llevaban ese día a la báscula. En esta zona había dos básculas como la de Castro (cruce de Castro) y la de la Cooperativa de Malcocinado. Antes de ponerse el sol debía de estar el ganado en los toriles del recinto. A la mañana del día siguiente se pesaban y las recibía un piarero del nuevo dueño del ganado comprado y se las llevaba a su destino, ya sea a la casa del mismo o al destino más común, que era el matadero.

Ya sea al mencionado piarero con las vacas recién compradas o a un vaquero que lleva al ganado a un manchón, si la noche los cogía, buscaban un descansadero para pasar la noche. El ganado estaba suelto y había que tener mucho cuidado para que no se rebujasen. Para ello tenían su hierro puesto. Encendían un fuego y sobre este se reunían los vaqueros, porqueros, cabreros,… que hubieran coincidido esa noche. Se contaban historias del día y compartían vino y comida. Algunos se dejaban caer un poco sobre el jato para dormir un poco, pero apenas se dormía pues había que estar atento al ganado.

La higiene brillaba por su ausencia. Se dice que se acostaban hasta con los zapatos puestos para estar siempre dispuesto ante cualquier alerta. El único momento de higiene mas general era al regresar de su trayecto, en el cortijo donde el vaquero dejara el ganado y eso si le quisieran dejar un jarro de agua para asearse un poco.

El repostaje de estos movimientos de ganados se podía hacer en los ventorrillos que había en el trayecto o en los mismos descansaderos. En el descansadero de Cabrahigo estaba allá por 1939 “la chocita de Quirós” y más arriba la venta que hizo un hermano de Pepe Santos “el cotero” que luego se le denominaba “venta del Engomao” allá por el ´42, luego pasó a manos de Julio y actualmente es la Venta de Pepe.

En el Llano del Pozo no había ventas. En los Badalejos estaba la venta del Soldao en frente de Agustín el Carpintero y cerquita del lugar la “venta de Canita”. En Cucarrete estaba la venta de Juan Coronil, a la izquierda del molino.

Sin duda el tiempo de más movimiento de reses era durante las celebraciones de las ferias de ganado. Comenzaban en primavera y allí se vendían y comparaban piaras de cochinos, cabras, vacas,… por lo que había que prepararlas. Antes de empezar estas ferias, se llevaba el ganado y se dejaban en los lejíos, que eran tierras baldías que el Ayuntamiento dejaba a los ganaderos para dejar descansar el ganado para la feria. Los montaraces llevaban y guardaban el tema del respeto de la hierba del lejío y otras tierras baldías. Cuando había algunas ferias que se engarzaban en el tiempo, el vaquero dedicado a esas reses que iban de feria en feria, pasaba muchos días fuera de casa.

Así que imagínense como debía de ser aquel tiempo (que algunos mayores se acordarán) de tránsito de piaras de cochinos, rebaños de ovejas, cabezas de ganado, carretas, hombres a pie para la faena del campo,… por las “vereas”, “colás”, hijuelas, “cañás”,… había un gran movimiento de animales y de personas, incluso más que en los pueblos de donde pertenecían.

Los tiempos cambian cada vez más rápido. El campo ha ido perdiendo protagonismo. Hoy en día solo hay tres familias que se dediquen a la ganadería y agricultura. Ya apenas hace falta mover al ganado de sitio. Que conlleva todo esto, que se están perdiendo por la misma vegetación los caminos antes citados. Antes del mismo paso y tránsito sobre ellos se mantenía, hoy día al no pasar por ellos, la vegetación se los está comiendo, cuando no los mismos vecinos de estos caminos. Una buena iniciativa es convertir estos caminos de paso en rutas de senderismo y dotar a estas mismas con contenido ilustrativo de lo que fue. La memoria debe ser una inversión de futuro.





Casi toda la parte derecha de la carretera era el "descansadero de Cabrahigo". el punto verde es el sitio donde se situaba el manantial o fuente que se secó debido a que Las Lomas construyó cerca un pozo de fondeo.




Camino de la campiña hacia nájera. El camino que se ve en la derecha es la entrada de "la colá de Nájera" por la parte de este pueblo.


Panel informativo sobre las rutas y senderos rurales




Entrada a "la colá de Nájera" por Cantarranas





Cañada de Cantarranas desde el Llano del Pozo dirección la Yeguada con el cruce de "la colá de Canalejas"






Vista de "la colá de Canalejas"







Vista de parte del descasadero del Llano del Pozo. Parte del mismo es un campo de fútbol.




Vista del descansadero del Llano del Pozo. parte del mismo es un merendero. La carretera de la derecha llega a las casas vecinas y el camino de la izquierda es la "colá de Cantarranas".




Vista de la "Colá de Cantarranas" que coincide con la actual Calle Larga.




Entrada a la hijuela que daba al colegio viejo que se situaba cerca de Cucarrete, sobre el muro de Las Lomas. Una muestra de como la naturaleza se come los carriles si esto no son utilizados con frecuencia.





2 comentarios:

Salustiano Gutiérrez Baena dijo...

Imponente entrada. Divina

choripub dijo...

expectacular entrada, si señor,