lunes, 2 de febrero de 2009

VENTA REYES

Cuando un lugar se hace sitio donde quedar, se convierte más que en un simple edificio, es decir, cobra vida sus paredes. Esto pasa con la Venta de Reyes. Fue en 1964 cuando Juan Reyes y Pepa Callado abrieron su local, coincidiendo con la inauguración de la iglesia, hoy parroquia Santo Tomás de Villanueva.

Cuando Juan y su mujer abrieron, ya estaba en Cantarranas ventas como la de Blas o la del "Engomao".


Juan trabajaba en la campiña de autónomo. Era agricultor por la zona de Nájera y en la Alquería. Entonces cuando en Cantarranas dijeron que iban a hacer la Iglesia, el mismo cura Torrecillas (cura que estaba en Cantarranas en aquel momento) le aconsejó que pusiera una carnicería. Y este la montó, aunque seguía con el trabajo en el campo. Los cimientos y la estructura la hicieron el Mocito y Paco Berdejo. Ellos hicieron toda la albañiería. Para la licencia de apertura fue Torrecillas con Juan Reyes a Vejer en una vespa al Ayuntamiento. Diego Tamayo le dio la licencia para abrir la carnicería. Los de hacienda lo obtendría un par de años más tarde.

El día de la inauguración, tenían una carnicería, ultramarinos y venta de verduras. El primer día empezaron con un cochino colgado y un pavo. Los cochinos lo compraba por los alrededores y en la carnicería los mataba. Se levantaba los días de matanza a las 4 de la madrugada y los preparaba, para que cuando llegara sobre las 8 de la mañana el veterinario, por aquella época venía Crisanto Montañés, y hacerle las pruebas pertinentes. A parte de la carne propia del cochino, hacía morcilla, longaniza, manteca,…. Las verduras las traían unos chavales de Medina que le decían “los Dávilas”. Luego vendría Manuel “Mascota” de Vejer que ya tenía una furgoneta. Los Pérez de Medina traían las bebidas, menos el vino que era de Chiclana, de la Bodega Albina. Juan y su mujer antes de vivir en su casa actual, vivían donde ahora vive Manuela Quirós (a unos 600 metros de donde viven ahora) los cochinos los mataban allí y los acercaban a la carnicería en burro. Cuando se fueron a vivir cerca del bar, tenían un corralito para los cochinos.

También repartía por Las Lomas cuando empezaron a llegar trabajadores a vivir ahí. Lo dejaba todo fiado a lo vecinos y cuando cobraban (cada cuarenta días) me pagaban. Algunos eran duros para cobrarles. El super de Las Lomas también llevaba cosas y le hacía una letra que me iban pagando poco a poco. En e ´66 Juan se hizo con una moto iso y en el ´68 con una furgoneta. Ya con eso el reparto se hacía más llevadero al igual la obtención de género para vender en la tienda. Aunque casi siempre venían vendedores de afuera.

A pesar de que estaba de lleno con la tienda y carnicería, seguía con el campo hasta el año ´68 que la dejó. Aunque de vez en cuando cogía el tractor.

A la tienda y el bar entraba gente del lugar, destacando a los trabajadores de Las Lomas que andaban por aquí. Normalmente venían a la tienda por la tarde, cuando daban de mano. Al bar no entraba mucha gente entonces. Los que iban eran gente del mismo Cantarranas como Luis Grimaldi, Aguilar “el viejo”, Paco Cantillo, Diego Rodríguez, Antonio Martínez,… que charlaban de cosas del campo, de la siembre, de lo que había llovido,… estaban de risas y charloteo. Lo que más se bebía era “vino pirriaque”, que era de Chiclana. Coca Cola y refresco más bien poco. Lo que pedían más eran copitas de anís, coñac y ginebra. Da la curiosidad, de que en la venta de Reyes nunca (ni hoy día) se ha hecho nunca café.

Una anécdota curiosa que pasó es cuando al Juan hacer un poste “cantuo” a la puerta del bar para amarrar a las bestias que traían la gente, un hombre de Nájera la amarró en ese poste y cual fue el susto del animal que se llevó hasta el poste en las riendas. Otra curiosidad en referencia al bar es la de un francés que vino a Cantarranas dos o tres veranos seguidos. Se quedaba en Conil y con un recobero llamado José Sergio que lo llevaba a Cantarranas. Le decían “Seño Pedro” y su hija se llamaba Marcela. El hombre era ciego pero se manejaba bastante bien. Se recuerda que decía “mucho Chiclana” y “mucho picante” en referencia a la morcilla y la longaniza.

Normalmente abrían sobre las 8 o 9 de la mañana y cerraban sobre las 12 de la noche. La luz (al no haber eléctrica) la obtenía por medio de un motor que lo compró en el Zahorí en Casas Viejas. Ya en el ´77 se puso la luz eléctrica. La primera fiesta que hicieron el bar, se quedaron sin vasos, ni platos, ni sillas,….dado que no estaban preparados para estas cosas.

Juan Reyes y su mujer, estuvieron 12 años en el negocio desde que lo abrieron. Su hijo Manolo con su mujer Manuela Muñoz lo siguieron hasta hoy día (este será otro capítulo), que aunque no maten cochinos en la misma carnicería, siguen haciendo morcillas, longanizas, chicharrones, manteca, butifarras,…. De forma casera y tan buenas. Igualmente siguen con la tienda y el bar, donde se reúnen gente de Cantarranas y siguen con las charlas sobre si llueve o no, sobre los huertos, se hacen guisotes… a parte de arreglar el mundo.










































5 comentarios:

Anónimo dijo...

¿qué hace el delegado de educación, Manolo Brenes, en la cuarta foto?

Anónimo dijo...

los de la cuarta foto son los integrantes del equipo de petanca de Cantarranas.

Sito

Lau dijo...

la foto numero 7... La primera persona, con su pañuelito en la cabeza es mi abuela, Manuela Castellano, que maravilla!

Esta entrada, por lo escrito y contado y por las fotos es estupenda.
Gracias!

Anónimo dijo...

buenas;

Laura, yo creo que es Catalina. Que también sale en una fotito mas abajo.

Sito.

Lau dijo...

no, es mi abuela Manuela Castellano Torrente. a ver si te mando una foto en la que sale ella y mi abuelo Andres. De todas formas se la eseñaré a su hijo, creo que él no se equivocará...jeje